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Laboratorio Bedson: la cura que devino en emprendimiento

El proyecto veterinario que surgió de la mano de dos amigos: uno científico y otro bioquímico con conocimientos empresariales. Actualmente exportan el 95% de su producción a países como Estados Unidos, España y Líbano.

Laboratorio Bedson: la cura que devino en emprendimiento

El proyecto nace en 1979, de la mano de sus dos socios fundadores, los Dres. Arnaldo Colussi y Omar Romano Sforza. Sin la intención de formar una empresa, Colussi se encontraba en el desarrollo de una vacuna para combatir una epidemia aviar. Debido al éxito de esta cura, la epidemia se detuvo evitando la muerte de miles de aves. Finalmente se decidieron a emprender. Fueron cuatro personas las que iniciaron esta epopeya y la inversión inicial en lo económico fue de US$ 1,5 millones. Lo invertido en pasión y entusiasmo por los fundadores significó una entrega total al trabajo. No era raro ver a estos emprendedores trabajando siete días a la semana con disponibilidad las veinticuatro horas al proyecto y la gestión.

Se trató de un emprendimiento realizado por dos amigos a los que los unía el tango y la ciencia. Nunca imaginaron que terminarían poniéndose el saco de empresarios. Arnaldo Colussi era Dr. en medicina Veterinaria, profesor universitario y brillante científico. Omar Romano Sforza, a pesar de su recorrido como PhD en Ciencias Bioquímicas, aporto a la sociedad y a la organización su pasión por el comercio exterior, marketing e internacionalización de empresas. O sea, Colussi represento la ciencia e investigación y Romano la estructura global de comercio exterior.

El germen del progreso

Actualmente los directivos son Omar Romano Sforza, Presidente y Alicia Romero de Colussi, Vicepresidente y esposa de Arnaldo Colussi. Según cuentan a Multitaskers, la etapa inicial fue dedicación full time al mercado avícola local. “El desarrollo de la vacuna nos permitió posicionarnos como el laboratorio número uno de la argentina”, confiesan al medio. Para el año 1982, la sociedad deja los productos biológicos y se enfoca en innovaciones farmacéuticas para el mercado veterinario. Se produce materias primas de origen animal para consumo humano. Nuevamente, la empresa argentina da el batacazo mundial cuando crea un antibiótico nunca antes usado en el mercado. En 1982 comienza el proyecto de exportación, que definiría el futuro de la empresa.

Bedson, en su segmento local, como laboratorio veterinario, llegó a posicionarse entre los tres primeros laboratorios del país. Desde su exportación de forma embrionaria a partir de 1982, el crecimiento no se detuvo hasta la actualidad. Desde la firma les gusta comparar “la foto” de la empresa en el 2017 con la de sus inicios: 50 distribuidores exclusivos en los cinco continentes. Oficinas y personal propio como sucursales en Argentina, Guatemala, Republica Dominicana, EEUU, España, Líbano y Malasia. Ni más ni menos que el 95% de la producción es exportada al exterior.

Ciencia e impulso

El mercado mundial busca alternativas veterinarias de origen natural y en ese sentido se orienta la innovación y desarrollo de Bedson. En el caso de la empresa, el trabajo con la gestión privada como con la pública está presente. “En Argentina contamos con el apoyo de actores diversos del Ministerio de Ciencia y Tecnología, la Universidad de Tandil, La Pampa, Lujan y otras. En el exterior, con la Universidad de Ciencias Aviares de Carolina del Norte (USA), la Universidad de Málaga y Cádiz (España)”, asegura Sforza. Actualmente se encuentra a punto de lanzar al mercado aditivos de origen natural para alimentar cerdos, rumiantes y peces.

“Diríamos que un proyecto científico innovador, también debe ser exitoso en lo comercial” determina Colussi. En 1994 y 1995 Bedson fue reconocida por ONUDI como una de las diez empresas más innovadoras de América latina. A esto, la vicepresidenta asegura que “es necesario que las empresas como los países tengan proyectos a largo plazo, con continuidad. Ser capaces de pensar la estructura empresaria a 20 o 30 años y obrar como tal”. Finalmente, ambos empresarios están de acuerdo con que el proyecto tiene que ser motor de pasión y entusiasmo, “ingredientes fundamentales para liderar y atraer a personas y sumarlos a un trabajo donde el éxito corresponda al trabajo en equipo”.

 

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