Las hermanas Iskin, Karina y Gabriela (foto), desde pequeñas y entre juegos imaginaban tener su propia empresa. Las vueltas de la vida hicieron que las joyas contemporáneas, que cuentan historias de hoy y de ayer, sean el objeto que las una.

“Había pocas tiendas de diseño en Buenos Aires y los productos eran demasiado modernos, por lo tanto viajamos Nueva York para buscar mercado allí. Volvimos con cinco clientes. Inicialmente apostamos fuerte a la exportación a través de viajes comerciales, luego empezamos a participar de ferias internacionales como la NYIGF (feria del regalo de Nueva York), Maison & Objet (Paris), Rooms Tokyo, DMY Berlin, Ceaft Design (Sao Paulo), etc y todo siguió su curso”, cuentan a Multitaskers.

Su primer cliente fue el MOMA de Nueva York y unos años después ya exhibían sus creaciones en ciudades como Miami, San Francisco, Londres, Paris, Barcelona, Bilbao, Madrid, Amberes, Amsterdam, Viena, Sao Paulo, Santiago de Chile y por supuesto Buenos Aires. El éxito para ellas tiene un secreto. “Se está en combinar la creatividad de los diseñadores locales con objetivos claros y un buen plan de negocios para conseguirlos”, explica Karina y su hermana Gabriela suma que “el secreto está en poder disfrutar de lo que hacés, volviendo a ser esa niña que fuiste alguna vez”.

Iskin es una empresa argentina con foco en el diseño, establecida en 2004. La inversión inicial fue de $ 6.000 para los prototipos iniciales, la página web y el packaging. El 70% de la producción la exportan y cuentan con un equipo de cuatro personas. La producción se realiza en Buenos Aires y adhiere a requerimientos de la más alta calidad, aseguran. Todos los productos Iskin son terminados a mano con materiales poco convencionales en joyería, como el acero inoxidable, aluminio anodizado, acrílico, cuero, entre otros.

Las fundadoras

Gabriela es diseñadora industrial recibida en la UBA y sus piezas se destacan por estar concebidos a partir de un concepto, el cual se expresa a través de la morfología, la elección de procesos, materiales, y el packaging. Su hermana Karina es licenciada en administración de empresas y la fusión de ambas generó que los productos se comercializan rápidamente en tiendas de diseño y de museos como Malba, en Argentina, además del resto del mundo.

“Diseñamos piezas que demandan interacción, exploración, comprensión. Piezas que sugieren diferentes posibilidades e interpretaciones”, detalla.

"Cuando nos llega vía online un pedido de Hong Kong y otro de Australia es cuando sentimos que estamos haciendo bien nuestro trabajo. Hoy, el consumidor es global."

A nivel regional, a los dos años de lanzar la compañía, las fundadoras concretaron una misión comercial a Chile y obtuvieron un distribuidor local. En Brasil participaron de una feria internacional en un stand argentino de Cancillería y lograron captar muchos interesados. Si bien no iniciaron el proceso de franquicias no lo descartan en un futuro. “Tenemos como fortaleza la relación comercial con nuestros clientes y nuestra flexibilidad a la hora de abordar cambios. Y siendo emprendedoras cabe siempre mencionar también la perseverancia. Pero sabemos ver nuestras debilidades que son la estructura chica y escaso capital para inversiones y que el emprendimiento sea aún muy dependiente de nosotras dos”, confiesan y por eso reconoce a la tecnología como su aliada en búsqueda del crecimiento.

“La tecnología ocupa un rol muy importante, y estamos en contacto muy directo con nuestros clientes gracias a ella. El e-commerce es un canal de ventas con un potencial enorme, y pretendemos explorarlo cada vez más y a nivel global. Cuando nos llega vía online un pedido de un collar en Hong Kong y otro de Australia es cuando sentimos que estamos haciendo bien nuestro trabajo. Hoy en día el consumidor es global”, finalizan.