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Bond Eyewear, la marca que transforma botellas de plásticos en gafas

Tras ver cómo la basura contaminaba el río de su barrio, Malcolm Rendle decidió iniciar un emprendimiento que recicla botellas y, con impresoras 3D, crea anteojos. Cómo se inició, se desarrolló y sus expectativas para el futuro.

Bond Eyewear, la marca que transforma botellas de plásticos en gafas

“Es desperdicio cuando no se aprovecha”. Esta frase seguramente se cruzó varias veces por la mente de Malcolm Rendle cada vez que salía a correr por Vicente López y veía acumulada la basura sobre la vera del río. Nacido en San Isidro y licenciado en Administración, el emprendedor revela cómo a partir de una acción cotidiana, decide iniciar un emprendimiento que propone un cambio de hábito: “Solía correr por la costa y me llamaba la atención la cantidad de botellas y basura que se acumulaba en la playa. Pasaba todos los días y me dije ‘hay que hacer algo con esto’”, cuenta en diálogo con Multitaskers, el sitio de American Express para las Pymes.

Los comienzos fueron un gran desafío para el emprendedor que, después de varias ideas, eligió las gafas como el producto final a realizar: “Empezamos a preguntarnos cuál es el foco, qué queremos crear, qué es lo que necesitamos hacer, qué es lo que queremos mostrar. Fue así que optamos por crear un producto que tenga rotación de inventario, que la gente utilice mucho y que se vea. Esto terminó en decidir crear anteojos, tanto de sol como de receta”, amplía. Con una inversión inicial de US$ 13.000 dólares y bajo el nombre de Bond Eyewear, el sanisidrense comenzaría su nuevo proyecto concientizador.

De la botella a las gafas

Paso a paso, Rendle estudiaría e investigaría cómo es el proceso de creación que comienza con el reciclado y finaliza con la impresión de máquinas 3D. Todo un autodidacta, indagó por casi un año y medio para comenzar. En entrevista con el sitio, el emprendedor explica paso a paso cómo es el proceso: “Primero se agarra la botella la de post consumo, ya limpia. Se tritura y se funde. Las escamas la fundimos a 250 grados en la extrusora y después, con un tornillo rotador, se calienta el plástico y sale por una boquilla de 1,75 mm en forma de tanza. Luego, hay una bobina que la levanta y lo enrolla. Ese mismo plástico se pone en una impresora 3D e imprime las gafas”, explica detalladamente. Por otro lado, agrega que con una botella se realiza un anteojo y que el proceso de impresión tarda tan sólo 40 minutos.

Una vez estudiado e implementado el proceso, salió al mercado de manera cautelosa sin saber qué iba a pasar. Para su sorpresa, en sus primeros 45 días en su Pop Up Store, vendió todo el stock que tenía. “Teníamos planeado quedarnos más tiempo. Comenzamos con un sistema conservador y la idea era más para difundir, exhibición y para que los usuarios lo prueben. Sorpresivamente pudimos vender las 105 gafas”, cuenta el licenciado. Con un precio final de 2.490 pesos, la empresa cuenta hoy con 5 modelos con dos tipos de colores y 3 tipos de cristales. “Tratamos de crear varios modelos unisex y dos exclusivos para mujeres. Hay modelos más cuadrados, redondos y con distinto puente”, comparte el emprendedor, que también posee su propia agencia de marketing y una marca indumentaria de ski y snowboard.

Concientización y expansión

Con distintas campañas de Marketing Digital y Redes Sociales, Rendle busca no solo vender un buen producto. La concientización también forma parte de sus responsabilidades. Sobre el tema, el emprendedor sostiene que falta “mucha educación y concientización” y enfatiza que las personas deben cuestionarse dónde termina todo lo que tira. “No hay conciencia de cómo sigue el plástico. Este no se degrada de un día para otro. De una pieza más grande se va a partiendo hasta ser micro plásticos que son digeridos por los pescados que finalmente terminamos comiendo nosotros. La cadena termina donde empieza”, subraya.

Basado en esto, la empresa propone la llamada ‘Economía Circular’. Todos aquellos que compren una gafa de la marca y no la usan más o quieran renovarla, desde la compañía incentivan a los usuarios a que la lleven de nuevo para volver a reciclarla y le ofrece un 30 % de descuento. Es decir, premia a aquellos que incentiven el reciclado.

Por otro lado, el creador de Bond Eyewear busca, con su emprendimiento, entrelazar lo lindo y bello con lo reciclado. Luego de realizar varios estudios de mercado, Rendle observó que las personas “no relacionan algo lindo con algo reciclado”. Es por tal motivo, aclara, que la idea es que “no solo se compre por ser un producto reciclado” sino también que “guste a las personas”.

Con respecto al futuro de la marca, Rendle afirma que lo irá llevando día a día porque “cuando arrancamos con la proyección al principio fue súper conservador, tranquilo y nos sacó de eje totalmente. Queremos ver como vamos creciendo durante al año y después ahí empezar a proyectar”. Más allá de esto, el emprendedor deja en claro en su entrevista con Multitaskers, que lo ideal es “abrir más locales y poder llegar a la mayor cantidad de gente posible”. Por último, revela que su objetivo mayor será la “concientización a las personas” para que puedan “despertar y concretar más ideas vinculadas al reciclado”.

No hagas negocios sin ella