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Luis Federico Leloir, el premio Nobel que revolucionó la ciencia con fidelidad y trabajo

Con sus descubrimientos en el campo de los compuestos orgánicos, obtuvo el mayor galardón en Química. Su fidelidad y compromiso con la causa, lo convierten en un líder nato que aportó, inspiró y fortaleció la investigación científica en Argentina.

Luis Federico Leloir, el premio Nobel que revolucionó la ciencia con fidelidad y trabajo

La fidelidad y el compromiso, su estandarte. Luis Federico Leloir es, al igual que históricos referentes de la ciencia, uno de los ejemplos de liderazgo en Argentina. Nacido el 6 de septiembre de 1906, vivió en el seno de una familia numerosa en las extensas tierras pampeanas que sus antepasados habían comprado tras su inmigración desde España, unas 40 000 hectáreas llamadas El Tuyú. Su padre murió una semana después de su nacimiento por lo que su infancia estuvo forjada por el esfuerzo de la familia por sostenerse.

Con apenas cuatro años, Lenoir aprendió a leer solo y, entre las temáticas elegidas, estaba la agropecuaria, ya que su familia compraba el diario para enterarse de lo que sucedía. Fue así como comenzó su camino a observar todos los fenómenos naturales con particular interés, y a incorporar lecturas vinculadas a temas como ciencias naturales y biológicas.

Luego de su fallido intento con arquitectura, que había comenzado en el Instituto Politécnico de París, decidió ingresar a la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA) para doctorarse en dicha profesión. Sus comienzos fueron muy difíciles ya que tuvo que rendir cuatro veces el examen de anatomía. La persistencia y perseverancia fueron claves para que, en 1932, logre diplomarse e iniciar su actividad como residente en el Hospital de Clínicas y como médico interno del Hospital Ramos Mejía.

Luego de un tiempo, Leloir abandona el trato directo con los pacientes y decide dedicarse a la investigación de laboratorio. En 1933 conoció a Bernardo A. Houssay, su líder y compañero de ese momento, quién quien dirigió su tesis doctoral acerca de las glándulas suprarrenales y el metabolismo de los hidratos de carbono, que luego sería premiada en la Facultad como la mejor del año.

La unión como expansión

Los logros obtenidos por Lenoir no se dan únicamente por su capacidad e inteligencia individual. Sus trabajos conllevaron un tiempo prolongado donde el esfuerzo, la dedicación y, sobre todo, la formación, fueron claves para expandir sus conocimientos en la materia. Pero todos estos, no se dieron de manera solitaria. La unión con grandes formadores y especialistas hizo que su formación adquiera un ‘plus’ diferente. Esto, también fue dado por su capacidad para reconocer sus ‘defectos’ o no conocimientos en la materia y predisponer un pensar, su cuerpo y espíritu a una apertura que atrajo la mirada de profesionales reconocidos. Además de Bernardo A. Houssay, Premio Nobel de Medicina, también trabajó con Frederick Gowland Hopkins, quien había obtenido un premio Nobel en 1929 por sus estudios en fisiología y medicina y los esposos Carl y Gert Cori, ganadores del Premio Nobel en Medicina junto con Houssay.

Lealtad

La fidelidad y la constancia fueron otros de los valores del premio Nobel. Por un lado, en 1943 Leloir decidió dejar su cargo de investigador que tenía en la Universidad de Buenos Aires, en solidaridad con su mentor Houssay, quien había sido expulsado de la Facultad de Medicina de esa universidad por firmar una carta pública en oposición al régimen nazi de Alemania, en tiempos en que Pedro Pablo Ramírez era presidente de facto de Argentina, y Edelmiro Julián Farrell su ministro de guerra. Pese a la situación y al conflicto vivido, Lenoir decidió acompañar y apoyar a su maestro.

Por otro lado, a pesar de que, en 1957, fue tentado por la Fundación Rockefeller y por el Massachusetts General Hospital para que emigre a los Estados Unidos, el propio Leloir determinó quedarse y continuar trabajando en Argentina, al igual que su maestro Houssay. Su responsabilidad, trabajo y compromiso, hicieron que el Instituto Nacional de la Salud de los Estados Unidos (NIH) y la Fundación Rockefeller subsidiaran la investigación comandada por Leloir.

Su descubrimiento

Y después de tanta formación, preparación y esfuerzo, Leloir llegaría al máximo logro que puede imaginar un científico: el Premio Nobel. El jurado de química de la Academia Sueca de Ciencias decidió premiarlo con la máxima distinción por sus investigaciones que permitieron aclarar cómo se metabolizan los azúcares en el organismo y el mecanismo de biosíntesis del glucógeno y del almidón, polisacáridos de reserva energética de los mamíferos y las plantas. Su hallazgo permitió comprender las causas de muchas enfermedades como la galactosemia, una patología congénita que se caracteriza por la incapacidad que tiene el organismo para metabolizar galactosa (un azúcar simple). Su acumulación provoca daños en diferentes órganos del cuerpo por lo que, si no es detectada en forma temprana, puede ser fatal.

Luis Federico Leloir, un líder silencioso, prudente y perseverante que llevó a la Argentina y su ciencia, al plano internacional.

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