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Amancio Ortega: el poder de una promesa que vistió al mundo

Con apenas 12 años, el empresario español juró que su familia nunca más volvería a pasar hambre. Así fue que, con esfuerzo y perseverancia, creó el grupo Textil Inditex. La historia del hombre que se inspiró observando la calle.

Amancio Ortega: el poder de una promesa que vistió al mundo

Hijo de un ferroviario vallisoletano, Amancio Ortega Gaona nació en la localidad de León, en 1936, aunque se trasladó a los 12 años a La Coruña, lugar donde emprendería los primeros pasos en el mundo textil al crear, en 1963, la compañía Confecciones GOA (sus iniciales en sentido inverso) dedicada a la fabricación de albornoces. Allí, 12 años más tarde abrió la primera tienda de la cadena de ropa Zara, cuyo éxito lo llevaría con el tiempo a ser reconocido en todo el planeta.

“Lo importante es marcarse metas en la vida y poner toda tu alma en cumplirlas”. Tal es una de las frases más conocidas del empresario. Una de ellas lo llevó a 1985 a crear Grupo Inditex, que, de a poco, gracias al aumento del volumen de las actividades de la empresa, logró hacer crecer en el mundo, expansión que comenzó en Portugal, se propagó por América y Asia, y luego llegó a Oriente Medio y África. En el medio, fundó nuevas firmas como Pull & Bear, Bershka y Oysho, y adquirió, además, el grupo Massimo Dutti, en 1995, y, Stradivarius, en 1999. Para 2001, su firma llegaba a la Bolsa de Valores y era reconocida como el primer grupo textil del mundo.

Ortega Gaona y su imperio textil hoy cuentan con más de 100.000 empleados en nómina y más de 5.000 tiendas de sus marcas a lo ancho del planeta. En forma personal, ha conseguido manejar una fortuna de US$ 40.470 millones. Además del negocio textil, el empresario ha expandido y diversificado su instinto por los negocios en otros ámbitos como el industrial, inmobiliario, financiero y hasta concesionarias de automóviles y fondos de inversión.

Prometer y cumplir

A fines de la década del ‘40, Ortega Gaona, recibiría un golpe duro en la vida. Cuando tenía tan sólo 12 años, mientras acompañaba a su madre a una tienda de ultramarinos de la época (un establecimiento comercial que vende principalmente productos alimenticios), observó cómo una de las empleadas del local les dijo que no podían fiarles más dinero. Desde ahí, Ortega prometió que nunca más pasarían hambre y dejó los libros y el estudio para dedicarse exclusivamente a trabajar y ayudar a la familia económicamente.

"Equilibrio, solidez y estabilidad son características que le definen. Es muy práctico y no se complica en absoluto."

Luego de ser repartidor en la camisería Gala y trabajar en la mercería La Maja, uno de los negocios más grandes de la ciudad, Ortega comenzó a empaparse de conocimientos sobre el sector textil, para luego crear Zara. Una de las novedades fue la integración vertical del proceso donde quiso incorporar primero el primero diseño y fabricación, para completar después la cadena con la distribución y venta en tiendas propias. De esta forma, transforma al cliente no en un mero receptor de la mercancía, sino en su fuente de información privilegiada.

Muchos colegas que trabajaron con él, coinciden en su capacidad no solo para escuchar, observar y aprender de todo y de todos, sino también su acercamiento paternal con empleados: “Querer a las personas que trabajan con nosotros es una obligación. Tenés que vivir cerca de cada uno de ellos, de lo que tienen entre manos en sus casas, en su familia, no sólo en el trabajo”, dijo alguna vez en una de sus entrevistas Amancio Ortega, que a su vez es considerado como un hombre “extremadamente observador”.

El triunfo es el equipo

“Mi éxito es el de todos los que colaboran y han colaborado conmigo. Un ser humano no puede ser tan inteligente, tan poderoso o tan prepotente como para hacer él solo una empresa de este calibre. Son muchos los que se han dejado la vida en la empresa. Son muchos los que han hecho realidad esta joya desde el principio hasta hoy”, una de sus dichos más aclamados y valorados por distintos emprendedores.

"No vale la pena ser empresario sólo para ser rico. El dinero, en esas dimensiones a las que hemos llegado, no nos va a hacer falta."

El hombre, creador de la Fundación Amancio Ortega, institución privada sin ánimo de lucro que pretende promover la cultura, la investigación, la educación y la ciencia, llegó a las tapas de los diarios en octubre de 2012, cuando donó 20 millones de euros a Cáritas, en la mayor donación que ha recibido la entidad en su historia. Entonces, explicó que nunca consideró el dinero como un “fin” sino como un “medio”: “No vale la pena ser empresario sólo para ser rico. El dinero, en esas dimensiones a las que hemos llegado nosotros, no nos va a hacer falta. El dinero sólo tiene sentido, para mí, si se orienta a conseguir objetivos. Y si tienes éxito, que sirva para ayudar a que lleguen a ser algo en la vida tantas personas que dependen de nosotros”.

En una de las biografías de Amancio Ortega, Covadonga O’Shea, periodista y escritora española, lo define como un hombre que, “siempre piensa en superarse. Es muy auténtico y preocupado por las injusticias sociales. Es una persona muy inteligente, pero pasa inadvertido porque es muy campechano. Es muy duro y exigente porque se exige mucho a él mismo. Tiene un gran equilibrio en todo lo que hace. Equilibrio, solidez y estabilidad son características que le definen. Es muy práctico y no se complica en absoluto”.

Las 10 frases más inspiradoras y destacadas de Amancio Ortega:

1. “La puerta mejor cerrada es aquella que puede dejarse abierta”.
2. “Si he ganado tanto dinero ha sido porque mi objetivo no ha sido nunca ganar dinero”.
3. “Lo que hacemos es innovar y no mirar los resultados”.
4. “Lo importante es marcarse metas en la vida y poner toda tu alma en cumplirlas”.
5. “Lo peor es la autocomplacencia. En esta compañía nunca nos hemos confiado. Yo nunca me quedaba contento con lo que hacía y siempre he tratado de inculcar esto mismo todos los que me rodean”.
6. “Mi universidad es mi profesión”.
7. “Yo quería ser un empresario diferente. Quería cambiar socialmente el mundo del empresario. En estos momentos es cuando veo mis carencias”.
8. “Mi éxito es el de todos los que colaboran y han colaborado conmigo. Un ser humano no puede ser tan inteligente, tan poderoso o tan prepotente como para hacer él solo una empresa de este calibre”.
9. “Desde que no era nadie ni tenía apenas nada, soñaba con crecer. El crecimiento es un mecanismo de supervivencia; si no hay crecimiento, una compañía se muere”.
10. “No hay que tenerle miedo a las crisis, porque el miedo te paraliza y lo importante es ver las oportunidades que existen”.

No hagas negocios sin ella