El consultor Mariano Castro da una serie de recomendaciones para tener en cuenta a la hora de lanzarse a un nuevo desafío. En el camino, deja un surco de inspiración y una invitación a rechazar el temor al cambio.
Por Mariano Castro, experto en Startups y Capital Humano * (Especial para Multitaskers)
Quisiera comenzar compartiendo un link de por qué tenemos que innovar. Quizás a la frase “Cuando las metas son cada vez más altas, las fórmulas tradicionales se agotan”, le agregaría “Cuando las metas son cada vez más altas, el contexto es adverso, los recursos escasos, las formulas tradicionales se agotan”. Ésta es una realidad que enfrentamos día a día los emprendedores.
Rompamos paradigmas. Sólo el 2% es un Steve Job nato, sin embargo todo el mundo puede ser creativo e innovador. ¿Cómo? Entrenando. ¿O acaso si queremos correr una maratón no nos preparamos antes? Superarse requiere esfuerzos y este caso no es la excepción.
Como primera medida, debemos salir de la zona de confort. Esto es lo más difícil y tiene base científica. Tal cual sostiene el biólogo molecular Estanislao Bachrach en su libro “Ágilmente”, al cerebro no le gusta gastar energía. En línea con esta afirmación, encuestas realizadas a personas operadas a corazón abierto demostraron que sólo el 10% de los intervenidos lograba modificar sus hábitos (dejar de fumar, no consumir alcohol o mantener una dieta sana) incluso ante riesgo de muerte. Sin lugar a duda, cambiar es muy difícil.
Pero para ser innovador y creativo no basta con salir de la zona de confort. Debemos también considerar algunos lineamientos que podrán ayudarnos en este camino:
Para finalizar, quiero recordarles que todos podemos ser creativos. Sólo tenemos que cambiar. Si estamos dispuestos a transitar zonas de incomodidad, bienvenidos a este fantástico mundo donde la recompensa es hacer cosas distintas, innovadoras. Acaso, ¿no es el miedo al fracaso lo que nos hace no abandonar la zona de confort? Preferimos la seguridad antes que afrontar el riesgo de perseguir lo que de verdad nos hace sentir plenos, alegres, felices.
Porque el fracaso no está en no alcanzar los objetivos que nos hemos propuesto, el fracaso reside en no intentarlo. Renunciar a luchar, escondernos de la vida, aceptar nuestro miedo como una barrera insalvable que nos hace ver como imposible aquello que tal vez podríamos lograr si nos atreviésemos por una vez a soltar amarras y navegar sin ver la cosa; eso es el verdadero fracaso.
Si pensamos cuáles son los momentos de nuestra historia que recodamos con mayor intensidad, ¿no son aquellos en los que olvidamos el miedo y decidimos luchar por lo que sentíamos era nuestro camino, nuestro sueño, nuestra esencia? El escritor inglés H.G. Wells se pregunta "¿Por qué temer los cambios? Toda la vida es un cambio” y no es necesario esperar a que el mundo que nos rodea nos fuerce a ello. Como escribía Honoré de Balçac "Aunque nada cambie, si yo cambio, todo cambia".
Eduardo Galeano nos dice al respecto: “Al fin y al cabo somos lo que hacemos para cambiar lo que somos. Si sientes que tu vida no es como debiera, que has abandonado los sueños que te hacían sentirte vivo, no te resignes, abandona tu refugio, acepta el peligro, la incertidumbre, la inseguridad y podrás encontrar de nuevo tu camino, el que conduce a los sueños que no son fantasías sino esa parte de nosotros que en ocasiones nos empeñamos en silenciar. Si no puedes correr camina. Si no puedes caminar usa bastón. Pero nunca te detengas”.
Después de todo, cuando las metas son cada vez más altas, las formulas tradicionales se agotan. Si lo puedes soñar lo puedes hacer.
* El autor actualmente se desempeña como Gerente de Administración de Personas de LAN Argentina.