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Jack Ma: el magnate con energía de adolescente y sabiduría de anciano

La historia del hombre que entiende que el único fracaso se da cuando se bajan los brazos. El dueño de Alibaba, la compañía que compite con los grandes del Silicon Valley. El inspirador retrato del tigre asiático que conquistó el mercado y que no tiene problema en compartir su sabiduría con el mundo.

Jack Ma: el magnate con energía de adolescente y sabiduría de anciano

Al frotar la lámpara, chasquear los dedos, pronunciar las palabras mágicas, nada pareciera suceder… y es que así no funcionan las cosas para Jack Ma, el empresario chino número uno, maestro de los negocios por internet y lanzado empresario con un sinnúmero de fracasos en su vida. Es una de las personalidades reconocidas globalmente, no sólo por su patrimonio de US$ 22.100 millones, sino más bien por sus efusivas apariciones en televisión, shows y entrevistas en donde obsequia enseñanzas a los jóvenes y comparte su filosofía acerca de la vida y aquello en lo que resultó exitoso: los emprendimientos. Enarbolado por la revista Forbes como el 22° hombre más poderoso del mundo y el 2° más rico en China, Jack Ma es descrito, por un lado, como una persona que no es excéntrica en sus costumbres, aunque agresivo e impredecible. 

Nacido en 1964, en una China cerrada al mundo y abierta a la revolución cultural bajo el gobierno comunista de Mao Tse Tung, Jack Ma pasaba su infancia paseándose por las costas del Río del Oeste, en la ciudad de Hangzhou. Se ofrecía como guía turístico gratis con tal de aprender inglés. Lo que difícilmente imaginó Ma, fue que años más tarde volvería con Alibaba, una empresa que vendería de e-commerce que superaría en ventas a E-Bay y Amazon. Así es como aquel río significaría para el oriental un lugar especial para comenzar a “conectarse” con el mundo exterior. “Jamás pude estudiar en la escuela, mis notas en los exámenes eran malas. Cada vez que venía el día de las pruebas, fallaba”, recuerda con respecto a su educación básica. Sin embargo, los repetidos fracasos fueron los que lo prepararon para la vida del emprendedores. Después de meterse en un instituto docente de la zona, se convirtió en maestro de inglés.

Porter Erizman, productor y director de un documental acerca de Alibaba y Jack Ma, ‘Crocodile of Yangtzé’, lo describió como “increíblemente innovador”, y lo compara con un trabajador adolescente que crea una atmósfera donde las personas que trabajan en su compañía se enfoquen en las metas. ‘Curtido’ quizás sea la palabra que mejor califique a Ma, y es que, a lo largo de sus búsquedas laborales, desde querer entrar a trabajar como policía hasta ser empleado de cadenas como KFC vendiendo alitas de pollo, fue rechazado en más de 30 empleos. “No eres los que estamos buscando”, “Te llamaremos”, o silencios y rechazos secos, fueron los ladrillos que utilizó Ma para forjar, no sólo una empresa gigante, sino también su personalidad.

Antes de trabajar en el Ministerio de Comercio en Pekín, creó una web similar a las páginas amarillas luego de un viaje a EE.UU como traductor donde conoció un teclado, un monitor e internet. Una de las primeras páginas web en China fruto de la visión le fue expropiada por el gobierno. Ese sería uno de los antecedentes que convertirían a Ma Yun -como también es conocido- en un magnate de internet sin haber pasado por el Silicon Valley.  Mientras tanto, la curiosidad que de pequeño lo llevó a entablar relaciones con extranjeros de paso, lo llevaría a ofrecerse como guía turístico anglo parlante en las murallas chinas. Menuda sorpresa cuando, un día como cualquiera, se topó con Jerry Yang, co-fundador de Yahoo que en 2005 compraría 40% de Alibaba por US$ 1.000 millones. Además de explicarle acerca de la historia del lugar, encontraron afinidades que luego se traducirían en grandes inversiones y apoyo para la compañía del empresario oriental. Pero hasta entonces, nada estaba asegurado, antes tendría que pasar por “pruebas” de perseverancia.

La fundación de Alibaba

En 1999, el entusiasta Ma deja la ciudad de Beijing y regresa a Hangzhou para probar suerte con una compañía de internet que tenía como objetivo fomentar los talleres de pequeños productores chinos para que se abrieran al mercado global. Esa página sería Alibaba, que ahora se erguía como una puerta para que miles de emprendedores pudieran experimentar los beneficios del e-commerce. Aunque la idea y el emprendimiento fue reconocido por algunas autoridades, la empresa con sede en un departamento de Hangzhou no registraba ingresos, por lo que Ma tendría que valerse por las suyas, como siempre había sido, sorteando todo tipo de rechazos, pero siempre con la meta visualizada y haciendo todo lo posible por atraer las oportunidades.

En 2001, fue el primer intento de atraer inversiones: arregló una reunión en EE.UU. solicitando una inversión de US$ 3 millones, que jamás consiguió. En búsqueda de fondos para incrementar la influencia de Alibaba, cuenta el mismo Ma que un día se reunió con los 17 fundadores de la compañía y les dijo con fe ciega y gran convicción: “Vacíen sus bolsillos sobre la mesa”, “Nuestros competidores no están en China, están en Silicon Valley” y así comenzaron con 60.000 dólares. Actitudes como esta, donde se buscaba generar un espíritu de equipo y sobre todo de esperanzadora visión sobre la empresa, fueron imanes poderosos para atraer inversores como Gold Sachs, Yahoo, y otros gigantes encantados con las promesas y efusividad del emprendedor asiático. Pero no siempre fue sencillo. ¿Qué hicieron luego de que rechazaran el pedido de 3 millones de dólares? ¿Cuál fue la actitud de Jack Ma? “No tiramos la toalla. Volvimos y conseguimos un poco más de US$ 25.000 millones”, cuenta en un reportaje. 

La apertura de las acciones de Alibaba Group se anuncian espectaculares. El carismático Jack Ma se calza las pelucas, los trajes abrillantados y el micrófono sin ningún tipo de inhibición y anuncia a su público de inversores que la guarida de Alibaba, promesa de grandes riquezas para quienes saben de acciones y mercados, abre sus puertas…y ellos entran con la misma confianza ciega con la cual Jack Ma llevó su emprendimiento hasta la cima. Toda esa energía adolescente que proyecta el oriental se vio reflejada en la jornada del 18 de septiembre cuando se recaudó nada menos que 21.800 millones de dólares en acciones en Wall Street, operación que le valió la fama de “Steve Jobs asiático”, “el padre de Internet en China”, el “Jeff Bezos oriental”.

Pero Jack Ma entiende que el éxito no es exclusivamente lo que hace honrado a un hombre, sino más bien el equilibrio y no arrepentirse. Él reconoce que es dura trabajar en una compañía tan grande y por momentos le gustaría arrepentirse como Einstein cuando se enteró del uso de la bomba atómica. Así lo supo plasmar en una entrevista de televisión: “Sí, he llorado. Tuvimos muchos problemas que la gente no sabe, porque llevamos una compañía de 34.000 jóvenes, una compañía que provee servicios a más de 500 millones de personas. Si el 1% de esas 500 millones de personas serían malas personas, tendríamos 5 millones de malas personas. Así que sí, es duro. Pero es muy tarde para arrepentirse. Hay que olvidarse del remordimiento. Me quedan unos 20 o 30 años de vida, así que disfruto el show, disfruto el viaje. Deben hacer eso”.

Algunas de sus frases más conocidas:

•    “No hemos nacido para el trabajo sino para disfrutar de la vida y para mejorar la vida de otras personas. Si gastas todo tu tiempo en el trabajo, tarde o temprano te arrepentirás”.
•    “Un auténtico fracaso es dejar de luchar”.
•    “Tengo el principio que aplico: tu actitud hacia el trabajo y las decisiones que tomas son más importantes que tu capacidad”.
•    “Si tu contrincante es menos grande o más débil que tú, de todas formas, tienes que tratarlo como igual. Al mismo tiempo, si tu contrincante es más grande que tú, no debes tener miedo”.
•    “La competencia es como un juego de ajedrez. Si perdiste siempre podrás jugar otra ronda. Pelear no es necesario”.

Por Aníbal Parera

No hagas negocios sin ella