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La historia de Alma Shopping, la primera comunidad online con foco en la belleza

Fusionando sus conocimientos del mercado de belleza y de Internet, cuatro emprendedores crearon una comunidad en donde el comercio electrónico es sólo una variable del negocio. La importancia de entender toda la cadena de valor, desde el proveedor al cliente.

La historia de Alma Shopping, la primera comunidad online con foco en la belleza

Un buen día, Priscilla Maciel e Ignacio Molins (foto) se encontraron con la misma disyuntiva: ¿Es mejor mantener un trabajo seguro y bien remunerado o lanzarse al sueño de la empresa propia? Por separado, tomaron la misma decisión, la de salir a combatir el miedo al fracaso y dedicarse a construir su propio porvenir. Ese sería el origen de Alma Shopping, uno de los sitios dedicados al comercio online de productos de belleza líder en la Argentina.

La que dio el primer paso fue Maciel, quien pasó más de 25 años trabajado para grandes marcas y empresas multinacionales del rubro de belleza, hasta que decidió lanzar Alma Cosmetics, a la que define como una “comunidad de belleza”, en donde miles de usuarias en la región se informan sobre productos y consejos. Para ellas, desarrolló AlmaBox, una “caja de belleza” en la que mes a mes acerca muestras de productos “para que descubran, prueben y decidan si les gustan para comprar o regalar”, explica a Multitaskers. Del otro lado, también se transformó en una agencia de comunicación e investigación de mercado para las empresas del rubro.

Molins llegaría para transformar la comunidad en un retailer online especializado. Siendo gerente local en Grupo Rocket Internet (empresa que gerencia grandes tiendas como Groupon, Dafiti o Linio), trabajó varios meses en el lanzamiento de Glossybox, que iba lanzarse con un modelo de suscripción de productos de belleza. Sin embargo, “cuando la empresa decide finalmente reorientar sus prioridades de inversión hacia otros mercados, fue en ese momento que vi la oportunidad de crear mi propia empresa”, revela a Multitaskers.

“Era algo que siempre había anhelado, incluso tuve ya mis primeros experimentos, pero siempre me había superado la tentación de un buen sueldo y un trabajo estable. En esta ocasión, sin embargo, lo vi claro, tenía todos los contactos, el know-how del negocio y por suerte ninguna cláusula de no-competencia. Le propuse la idea a la que ahora es mi socia y gerente comercial del negocio, Priscilla Maciel, y así con mucha ilusión y con muy poca plata comenzamos.

La hora cero

“La oportunidad siempre la tuvimos clara, había una hueco de mercado, el e-commerce especializado de belleza, un modelo de negocio que ya funcionaba en otros países, y que en Latinoamérica tarde o temprano acabaría por imponerse”, dice Molins, al reconocer que “nos costó más encontrar la visión del negocio, aunque poco a poco fueron los propios consumidores los que nos la fueron dibujando”.

Los socios tenía en claro una cosa: no se trataba de vender productos de belleza por internet, sino de “aportar valor a la mujer en el proceso de compra de belleza”, ayudarla a tomar esa decisión de compra y acercarle productos que no conocía o que estaban fuera de su alcance. Es así como comenzaron a integrar toda una serie de funcionalidades que les permitieron ir más allá que un simple e-commerce. Entre ellos, destacan el contenido, las recomendaciones y suscripciones.

Maciel e Molins, a los que se les sumaron Josefina Estivariz y Rita Almela, aportaron US$ 20.000 cada uno para pagar el desarrollo de la plataforma. Luego, el start-up pasó por su etapa de incubación en NXTPLabs y Ennovva, esta última en Colombia. Finalmente se aliaron con Glambox en Argentina y Ploombox, en México. En el país, el target está marcado por mujeres de entre 25 y 35 años de edad, de la Ciudad de Buenos Aires, que se hacen enviar los pedidos a sus lugares de trabajo y que aprecian a Almashopping como una forma cómoda, rápida, sencilla y más barata de comprar. Este año, su facturación creció casi 200% respecto de 2013.

Valor agregado

El secreto de Alma Shopping, según refiere Maciel, tiene que ver con que es “es un lugar en donde se junta el contenido, la prueba y la compra de producto”. Por un lado, se ayuda a las mujeres a tomar mejores decisiones de compra de productos de belleza y, por el otro, “sabemos lo que las marcas quieren y necesitan y las escuchamos y somos capaces de brindarles soluciones novedosas, jugadas, diferentes”.

“¿Por qué nos siguen los consumidores? Porque hemos formado y seguimos formando una comunidad donde la gente participa, donde puede recibir asesoramiento a través de nuestros partners, profesionales de primer nivel que responden y asesoran”, añade la emprendedora. Hoy, el sitio provee más de 15.000 productos para el cabello, cuidado de la piel, maquillaje, fragancias y accesorios, de marcas como Carolina Herrera, Dior, La Roche-Posay, Vichy, RoC, Revlon, China Glaze, Maybelliney o Alfaparf, entre otras.

En la era del “content marketing”, la comunidad misma le sirve al sitio para darse a conocer. Aquí, la publicidad masiva no tiene lugar, sino que se aprovecha la atracción de periodistas, bloggers o vbloggers. “Amamos la gente y ponemos el Alma en cuidarlas”, sintetiza la emprendedora.

Ser emprendedor

Maciel asegura que descubrió su “ser emprendedor” al fundar Alma Shopping. “Toda la vida fui una gran trabajadora, una ferviente mujer con pasión por lo que hace. Pero tenía una insatisfacción interna. Sabía que podía dar mucho más”, dice a Multitaskers. Aunque advierte: “No se trata solamente del modelo que uno lanza al mercado, aunque claro hay que cumplir reglas básicas, como tener un mercado, ofrecer un producto, venderlo y vincularlo emocionalmente”.

“Emprender no es fácil. Porque requiere de carácter, personalidad y resiliencia. Si hay miedo, deberás vencerlo. Si mirás para otro lado; cuando giraste la cabeza, el mundo cambió. Si te falta plata, pensá en cómo hacerla y no pienses en recortarla sino en hacerla crecer. El dinero se hace trabajando y se multiplica pensando. Y la ejecución con pensamiento estratégico es primordial”, finaliza la emprendedora.

No hagas negocios sin ella