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Las dos razones que hicieron que el vino nacional creciera fuera del país en 2018

Las ventas al exterior cerraron con números positivos en 2018 gracias al tipo de cambio y las malas cosechas de competidores como Francia, Italia y España. El consumo interno marcó una caída, pero el foco ya está puesto en lo que será 2019. ¿Cuáles son las estrategias para competir con las cervezas tiradas?

Las dos razones que hicieron que el vino nacional creciera fuera del país en 2018

El volumen acumulado de vinos exportados entre enero y diciembre de 2018 tuvo un crecimiento del 23,5%, respecto a igual período del año anterior. Mientras que en el valor FOB, que se refiere al valor de venta de los productos en su lugar de origen más el costo de los fletes, seguros y otros gastos necesarios para hacer llegar la mercancía hasta la aduana de salida, fue del 1,5%.

De todos modos, para hacer un análisis del 2018 en cuanto al mercado de exportación, se debe marcar una división de dos grupos: por un lado los vinos embotellados, fraccionados, que han tenido un crecimiento acelerado en los últimos dos o tres meses del año pero que mantuvieron un efecto plano en el resto del 2018; y por otro los vinos a Granel y los Mostos (jugos de uvas). 

Conforme al Instituto Nacional de Vitivinicultura, el año de los fraccionados se cerró con una caída del 2,7%.  Sergio Villanueva, Gerente de la Unión Vitivinícola, le explicaba a Multitaskers, el sitio de American Express para las Pymes, que por lo general estos “no reaccionan explosivamente hacia arriba o hacia abajo debido a que también entran en juego otros factores que van más allá del tipo de cambio”.

Con respecto a los de granel, estos sí tuvieron un crecimiento importante ya que venían de períodos anteriores donde prácticamente no se había exportado nada. “Ante la ausencia de oferta de algunos de nuestros competidores por malas cosechas, como lo son Italia, Francia o España; se produjo un crecimiento bastante importante”, señalaba Villanueva.  Por la misma vía transitaron los Mostos, que al igual que los anteriores se vieron beneficiados por el tipo de cambio.  Ambos reaccionaron de la mejor manera porque son productos comoditizados. Según los datos del INV, la exportación de vino a Granel creció el 184,1% anual en volumen, a 888.866 hectolitros en 2018; mientras que la de los Mostos lo hizo un 72%, a 105.993 toneladas.

El mercado interno, con números a revertir

El mercado interno, donde se han perforado los 20 litros per cápita, continúa siendo prácticamente el 75% o 80% del consumo de vino en la Argentina. Sin embargo, las ventas acumuladas entre enero y noviembre de 2018 fueron un 7,1% menor a las de igual período del año anterior. Disminuyeron las entregas de vinos sin mención varietal blanco, sin mención varietal color y varietales a color; un 14,9%, 4,5% y 7,8% respectivamente. Por otro lado, los varietales blanco crecieron un 15,9%.

Uno de los objetivos de 2019 es reactivar el mercado interno, tarea que no será sencilla ya que durante el 2018 el rubro de bebidas ha sufrido fuertes caídas que se explican a partir de la falta de dinero en la calle. De todos modos, Villanueva considera que tanto la actividad interna como la externa son fundamentales para el desarrollo de la industria, y explica por qué: cada vez que se generan estos tipos de recesiones o pérdidas de consumo se acumulan stocks de vinos que influyen negativamente en el precio del producto, sobre todo en el productor (el viñatero); trayendo una serie de convulsiones dentro de la industria que hacen inviables algunos sectores de la actividad. En este contexto, la exportación se transforma en una posibilidad y oportunidad de salida de volúmenes, aliviando un poco el panorama.

Vino en copa para competir

En cuanto a las estrategias que vienen siendo fructíferas para incentivar o motivar el consumo, desde la Unión Vitivinícola resaltan el hacer el vino más cercano al público, lo que implica una comunicación menos ligada al deber y más al placer. El 85% de los argentinos que consumen esta bebida lo hacen en sus casas, habitualmente en las comidas, por lo que la idea es vincularla con esos hábitos.

Por otro lado, haciendo foco en el producto, se busca que el precio sea más accesible, al igual que la temperatura. Villanueva remarca que hoy el mundo tiende a productos más fríos, más refrescantes y se permite la mezcla; con lo cual el vino con soda o cócteles de vino se muestran como variantes. 

Además, con la intención de competir con la cerveza tirada, el INV autorizó el fraccionamiento y venta del vino en barriles de acero inoxidable de hasta cincuenta litros.  Así, esta bebida podrá despacharse de forma directa, en copa, en bares y restaurantes. Además, esto acompaña la tendencia de nuevas formas de consumo, con envases fáciles de abrir, transportables y refrigerantes. La idea es simplificar el vino, alejarlo del consumo más elitizado y ligado a reglas que son propias de un segmento no aplicable a todo el mercado.

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