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Food trucks: detrás del nuevo negocio que ya es sensación

Los vehículos gastronómicos comenzarán a copar, de a poco, la ciudad de Buenos Aires y otros grandes distritos del interior. Cómo funcionan, cuánto facturan, qué rentabilidad tienen y para quién es recomendable ingresar en este negocio.

Food trucks: detrás del nuevo negocio que ya es sensación

La Asociación Argentina de Gastronomía Móvil fue el organismo que impulsó la normativa que habilita a los vehículos gastronómicos en la Ciudad de Buenos Aires. Aprobada en noviembre de 2016, fue la Agencia Gubernamental de Control, entidad que responde al Ministerio de Ambiente y Espacio Público, la encargada de la habilitación. El plan del gobierno de la ciudad es lograr que las quince comunas porteñas cuenten con un punto para estacionamiento de food trucks. Los espacios estarán preestablecidos y hay ciertas normativas que los emprendedores deben acatar. Un escenario impensado un lustro atrás.

Desde agosto de 2018, los primeros vehículos gastronómicos comenzaron a trabajar en las calles de Parque Patricios, uno de los polos que asoma con mayor potencial de crecimiento. Antes de la nueva reglamentación, los food trucks sólo podían instalarse en las ferias gastronómicas, eventos privados y festivales. Por eso, la nueva disposición abre puertas a nuevos jugadores y modalidades de trabajo.

En lo que queda de 2018, continuarán instalándose los camiones gastronómicos. Las ubicaciones se van a distribuir por sorteo conforme las marcas vayan accediendo a la habilitación pertinente. Ya hay ciertos puntos que han sido establecidos: la plaza de las Naciones Unidas y de Floralis Genérica, Plaza Irlanda (Caballito), Parque Chacabuco, Parque Avellaneda, Parque Sarmiento (Saavedra), Plaza Mafalda (Colegiales) y el Parque Los Andes (Chacarita).

Nuevas reglas, más oportunidades

Cada uno de los puntos deberá contar con bebidas sin alcohol, plato principal y postre. Por otro lado, será obligatorio contar con un menú para celíacos. Todos los camiones deben tener motor, ya que tienen que cumplir un horario y, luego del mismo, retirarse. Además, siempre tienen que estar instalados sobre la calzada y no sobre el césped y, como dispone también la normativa, ubicados mínimamente a 200 metros de un bar o restaurante tradicional. Tampoco pueden contar con mesas ni sillas, está prohibida la publicidad sonora y la habilitación debe ser renovada anualmente.

Luis De Felipe, dueño de Food Truck Argentina, explica que la nueva reglamentación, además de brindar nuevas oportunidades, regula la cantidad de camiones no habilitados y sin condiciones para trabajar. Su food truck se encuentra en la calle Pepirí al 100, en Parque Patricios, y es el primero habilitado por el Gobierno de la ciudad. Actualmente, tienen cuatro camiones: uno de comida patagónica, otro de arepas venezolanas, el tercero de hamburguesa gourmet y otro de comidas variadas.

Por su parte, Matías Eguren, dueño de BeDePe, sostiene que “la normativa abre un montón de oportunidades, como llegar a gente a la que antes no se tenía acceso y poder vender en la vía pública”.  Su food truck ofrece cápsulas de masa de pizza rellenas que pueden ser acompañas con papas. “En nuestro caso, desde el momento en que se ordena la comida hasta que se tiene el pedido no pasan más de cinco minutos, por lo que, al estar en la calle, lo convierte en una verdadera comida de paso”.

Facturación y rentabilidad

En una comparativa entre la rentabilidad que otorga un emprendimiento de este tipo y un lugar de comida tradicional, deben realizarse varias apreciaciones. Matías Eguren asegura que, a largo plazo, el food truck “es más rentable”. Sin embargo, considera que la inversión inicial es muy importante en comparación a un local. Si bien no se paga alquiler, se paga una habilitación anual, combustible, seguros y demás.

Por otro lado, destaca que la lluvia también es una cuestión a considerar, ya que un local no deja de funcionar por cuestiones climáticos, distinto a lo que sucede con un food truck. “Para empezar, se necesita una inversión bastante fuerte, sobre todo cuando arrancás a tramitar las habilitaciones correspondientes, que vas de a poco y, de pronto, te das cuenta que se hizo un montón”, expresa el emprendedor. En números, el dueño de BeDePe estima que se necesitan alrededor de US$ 50.000 como inversión.

La facturación depende mucho del lugar de trabajo. Luis De Felipe resalta que, en eventos, se puede facturar entre $30.000 y $40.000 por día. Si es en lugares públicos, como el caso de los nuevos emprendimientos, la facturación puede variar entre los $10.000 y $15.000 por día. Sin embargo, el emprendedor explica que no es muy recomendable ingresar a estos emprendimientos sin tener conocimientos gastronómicos o algún asociado que conozca sobre el tema.

“Todas las comidas que se venden son gourmet, hay mucha rotación de mercadería y hay que estar bien relacionado para tener trabajo”, agrega. Por eso, compara la sensación de esta clase de negocio con antiguos ‘booms’, por ejemplo, el de las canchas de paddle y los parri-pollo, así como el auge repentino de otros negocios argentinos que terminaron siendo poco sustentables en el largo plazo.

No hagas negocios sin ella