El Leasing o arrendamiento es un instrumento financiero para empresas que les permite invertir, crecer y renovarse, además de brindar importantes ventajas financieras y tributarias, con el fin de generar nuevas oportunidades de negocio y ahorro.

Por leasing se entiende el alquiler de autos, por lo que es empleado en gran medida por aquellas compañías que requieren y usan flotas de vehículos. No obstante, esta alternativa también aplica a bienes inmobiliarios y equipo, toda vez que funciona como una vía de financiamiento.

A través de este instrumento, una empresa puede alquilar un vehículo, que al final se acaba adquiriendo. Ese es, precisamente, el principal atractivo de esta fórmula financiera: la inversión se orienta a la posesión final del vehículo.

¿En qué consiste el Leasing?

El Leasing consiste en un contrato de arrendamiento, a un plazo previamente pactado, en el cual el arrendatario cancela rentas mensuales que en su totalidad amortizan el valor de los bienes, en este caso del o los vehículos.

Una vez que el contrato está a punto de expirar, se tienen tres opciones: comprar el autos pagando la última cuota de “valor residual” (lo que equivale a una renta más del contrato), renovar el contrato de arrendamiento, o no ejercer la opción de compra y entregar el vehículo al arrendador.

Además, el arrendador transmite a su cliente todos los riesgos, derechos y obligaciones derivados de la propiedad del vehículo alquilado, es decir en palabras más claras, todos los gastos de seguro del coche, impuestos y mantenimiento.

En general, es una opción muy interesante para las empresas por las facilidades de financiación y por las deducciones, ya que el alquiler se convierte en un gasto que puede deducirse fiscalmente.