La constante búsqueda de métodos, técnicas y habilidades para conferirle una solución a los problemas y desafíos son sin duda uno de los motores primordiales para el desarrollo del ser humano. Siempre hay resultados, tarde o temprano. Basta solo con observar el cuerpo humano, ese complejo sistema donde intervienen procesos químicos, eléctricos, a través de redes de interconectadas que forman parte de órganos, que a su vez forman parte de un todo. Así es como cada empresa, en su naturaleza que se compone por determinados agentes que cumplen un determinado rol en su estructura, y que, además tiene la capacidad de alterar su exterior, también se encuentra en constate devenir al igual que los procesos que se hallan en la naturaleza. Y es en esa búsqueda donde la surge la optimización, la diferencia que separa a un individuo o empresa de la otra, aquello que le permite adaptarse mejor a las circunstancias.
El término RESE, como lo ha bautizado Miguel Terlizzi, autor de ‘El método RESE: Resultados Extraordinarios, Sustentables y Equilibrados’, hace referencia a resultados que trascienden de manera extraordinaria e impensada hasta el presente lo que personas, equipos y organizaciones comunes son capaces de lograr. Según cuenta su autor, se trata de un libro con una sólida metodología de trabajo, equipos, líderes y ejecutivos de empresas, lo que permite que los procesos sean “sustentables” en el largo plazo y generando que todas las partes del mismo sistema se mantengan en equilibrio saludable. “Significa ir más allá de la mera ejecución de tareas y el estricto cumplimiento de los objetivos estipulados”. Todas las partes del proceso parecerían hallarse interconectadas unas con otras para lograr, de esta forma y a través de una correcta aplicación, una serie de acomodamientos para garantizar el equilibrio de la empresa.
El método RESE, aunque aquí se oriente mayormente a las actividades empresariales, pueden transpolares a diversas áreas de la vida práctica, ya que está pensada no para modificar estructuras inertes o máquinas, sino personas. Ni que hablar del tamaño de la empresa, ya que, como menciona su autor “no está relacionada ni se limita con el tamaño de una organización, si es pequeña, mediana o grande, sino que para crear un marco de referencia basado en una cultura, valores y modelo de dirección”. Para ello, dice, “es indispensable la convicción y el apoyo desde lo más alto de la estructura de la empresa, como sucede con cualquier proceso de cambio que se genere”.
La visión metafísica de este sistema de pensamiento le otorga un rasgo que eleva a la empresa como mero sistema mecanicista, para conferirle un elemento vivo, un alma. “El alma de una empresa es su creencia más profunda expresada a través de la cultura y los valores que a diario las personas aplican, construyen o abandonan”. Tal como se expone, el alma es fácilmente observable si se pone atención y también modificable ya que, “La cultura, los valores y el modelo de dirección que se aplican en las empresas las convierten en lo que verdaderamente son: dueñas o esclavas de sus destinos, su dignidad y su propia existencia”.
El magíster en Recursos Humanos y Sistemas junto con la Universidad del Salvador junto a la State University of New York, explica porque muchas veces se fracasa, aun cuando se invierten esfuerzos y recursos en zonas que aparentemente son las indicadas: “Si las personas y los equipos invierten en sus empresas sus máximos esfuerzos, dedicación, compromiso, competencias y valores en un marco de creencias y cultura caracterizado por un modelo de gestión y liderazgo, donde los altos ejecutivos alientan a sus colaboradores a cumplir con las tareas, alcanzar o superar los objetivos en lugar de pensar en los RESE, es altamente improbable que estos puedan lograrse”.
El especialista en recursos humanos, destaca dentro de esta filosofía cuatro pilares que, según su experiencia, “facilitan el logro de resultados que sean, a la vez, extraordinarios, sustentables y equilibrados”. A continuación, en exclusiva para Multitaskers, el creador del método RESE comparte con los lectores las nociones básicas a tener en cuenta para comenzar a aplicar la filosofía RESE en la vida práctica.
1) Trilogía sistémica de la acción
Saber, Querer y Poder: Aquí hay que tener presenta la imagen de un trípode o un triángulo. El primer factor clave de éxito es analizar, evaluar y lograr un armonioso equilibrio entre los tres componentes de la trilogía sistémica de la acción: saber, querer y poder.
El primer componente, el “saber”, se refiere a que las personas, los equipos y la organización tengan las habilidades y conocimientos necesarios para la acción. El segundo componente tiene que ver con el “querer”: que las personas y los equipos estén motivados para pasar a la acción efectiva. Por último, como tercer componente, el “poder”, reside en la facultad o la posibilidad de hacer algo, no en el sentido de autoridad fuerza sino de disponer de los recursos tecnológicos, físicos, humanos, económicos, políticos, etc., para pasar a la acción.
La suma en equilibrio de las tres acciones constituye la trilogía sistémica de los RESE y sobre los cuales se construyen.
2) Competencias básicas
El segundo factor clave de éxito es el conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes necesarias para que las personas puedan pasar a la acción efectiva. No se trata de competencias únicas, sino excluyentes; deben ser aprendidas y desarrolladas entre otras específicas o técnicas que el rol de cada integrante necesite.
Algunas ideas relacionadas con estas competencias son:
• Premisa básica: escuchar, aprender y actuar.
• Conductas observables:
• Pensar y decidir con enfoque sistémico y estratégico.
• Brindar y pedir ayuda.
• Negociar por intereses.
• Actuar con precisión certera.
• Mantenerse en equilibrio como un águila; es decir, estar abierto al aprendizaje constante, salir de la zona de confort, actuando y poniendo a los demás en estiramiento constante, evitando caer en pánico.
3) Orientación a resultados
Desarrollo sólido y sustentable del futuro: buscando lograr resultados extraordinarios y no cumplir tareas, incluyendo a clientes, colaboradores, inversores de la organización.
El punto de partida para establecer o medir el grado de orientación a los Resultados Extraordinarios es lograr concientizar a las personas acerca de la realidad de sus pensamientos o proceso de planificación y fijación de objetivos. Una cosa es entender la diferencia entre estar orientado a tareas y resultados; otra muy distinta es pensar primero en resultados y luego en qué tareas es necesario realizar para lograrlos.
Lanzarnos a la acción y perder de vista el destino al que nos dirigimos es la primera causa por las cuales las personas, los equipos y las organizaciones en general no superan la etapa o estación 4 del camino a los RE. La segunda, y a mi criterio la más importante, es por no pensar en el destino al que se dirigen y tomar conciencia de que si apuntan a una etapa menor a la 6 (RESE), jamás podrán lograrla, ya que las tareas y acciones a implementar son diferentes y menos exigentes para cada etapa inferior. Claramente, y a medida que pensamos en alcanzar una etapa más elevada del camino a los RE, nos desplazamos de nuestra zona de confort hacia la de estiramiento.
4) Visión de futuro
La visión de futuro equivale a los sueños puestos en acción; el destino que queremos alcanzar. Una vez que alcanzamos la cima, esta se convierte en cimiento y punto de partida de una nueva visión representada a través de la imagen del futuro deseado por los accionistas o CEO de una empresa, un líder transformador, los miembros de una familia, los gobernantes de una nación, entre otras.
Para hablar de RESE, resulta necesario pensar sistémica y estratégicamente. Las visiones de futuro asociadas a los RESE implican pensar en cosas muy importantes y que trascienden lo ya logrado o conocido, y está asociado a personas, equipos y organizaciones que quieren ser verdaderos protagonistas y escribir su propia historia, algunos siendo los primeros, otros los mejores; pero, no pensando en superar a los demás sino a uno mismo.
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