Cada vez son más las pymes que suman nociones de responsabilidad social y sustentabilidad en la gestión de sus negocios. Esto se ve reflejado en la incorporación de programas relacionados con la conciencia verde y acciones solidarias junto a instituciones sociales. Según Julieta Ramírez, responsable de Comunicación del Instituto de Responsabilidad Social Empresaria (IARSE), este crecimiento se debe “a que las pymes comienzan a descubrir que las iniciativas de RSE no dependen exclusivamente de un presupuesto o área particular; sino que se puede gestionar de manera responsable aprovechando los recursos propios”.
Además de las iniciativas propias, las pymes se ven influenciadas por requerimientos cada vez más concretos de los diferentes grupos de interés. Ramírez, por ejemplo, reconoce que hoy existe una exigencia mayor por parte de los clientes, consumidores, gobiernos, asociaciones y el público en general para que las empresas operen siguiendo criterios de sustentabilidad.
Por su parte, Ana Muro, coordinadora de RSE del Consejo Empresario Argentino para el Desarrollo Sostenible (CEADS) agrega que el crecimiento “está asociado a que las grandes empresas empezaron a trabajar y exigir a su cadena de valor el cumplimiento de ciertos estándares y requisitos, como así también han comenzado a desarrollar auditorías sociales para verificar el normal desarrollo de la actividad empresarial, especialmente en el marco de erradicación del trabajo infantil, derechos humanos, derechos laborales, salud, seguridad e higiene”.
Al margen del mayor interés diversas organizaciones especializadas en el tema, consultadas por Multitaskers, destacaron que “aún falta mucho” por hacer en el campo de RSE: en el país, sólo un 23% de las pymes industriales realiza acciones o iniciativas de RSE, según la encuesta nacional de la Fundación Observatorio Pyme de 2012-2013.
Los especialistas resaltan que existe además una falta de normativas o legislaciones vigentes que obliguen tanto a las pequeñas y medianas empresas, como las grandes, a cumplir o certificar determinados criterios o acciones de RSE.
Para Fernando Passarelli, coordinador del Programa Valor, RSE+Competitividad, que administra la AMIA con apoyo del BID y del FOMIN, esto ayudaría a mejorar el posicionamiento de las pymes en el mercado y a estar preparado de antemano a las exigencias a las que su competencia tendrá que enfrentar de manera reactiva.
Cada vez más pequeñas y medianas empresas redactan su guía de principios y prácticas e, incluso, tienen su Reporte de Sustentabilidad.
Por lo cual, lo que hacen las pymes interesadas en el tema es un diagnóstico de la situación actual, teniendo en cuenta los valores económicos, ambientales y sociales. “Para ello son muy útiles las herramientas de gestión y autodiagnóstico, como los Indicadores ETHOS - IARSE para Negocios Sustentables y Responsables”, detallan desde el IARSE.
Por otro lado, cabe resaltar la norma ISO 26.000, que si bien no es certificable y depende de la voluntad de las empresas, colabora a operar de manera socialmente responsable, como una guía con principios y prácticas. También las pymes pueden dar un paso más y desarrollar su propio Reporte o Memoria de Sustentabilidad. Para ello, se pueden seguir las directrices de Global Reporting Initiative (GRI), en su nueva versión G4.
Hay casos de pymes, miembros de IARSE, con proyectos sustentables, que sirven a modo de ejemplo para evidenciar el crecimiento del RSE y su certificación. Ondulé Juguetes Ecológicos, por ejemplo, es la primera empresa cordobesa en obtener la certificación de Empresa B, que busca cuidar y potenciar la esencia creativa de los niños a partir del desarrollo de juguetes elaborados de cartón reciclado. También es interesante mencionar el caso de Tantal Argentina, la primera pyme argentina en desarrollar su Reporte de Sustentabilidad bajo lineamientos GRI.
El Ceads aclara que depende de cada cliente que esta clase de normas sustentables sean necesarias a la hora de exportar: "Hay algunas empresas que solicitan cumplir con los diez principios del Pacto Global y otras en la ISO 26.000. Claramente, si la pyme cuenta con certificaciones como la ISO 14.000 en materia ambiental o ISO 9000 en materia de calidad seguramente le juegue a favor”.
En AMIA destacan el rubro de los vinos: "Las empresas cuyanas están dando grandes pasos para adecuarse a estándares requeridos por los mercados importadores, como medición de la huella de carbono”. Son casos en los que la sustentabilidad comienza a verse en la producción y son un espejo de una tendencia en ascenso: las pymes apuntando a la sostenibilidad.
El IARSE brinda su propio decálogo sobre las conveniencias de aplicar una gestión responsable en un entorno pyme: mayor motivación, productividad y fidelidad de los trabajadores; mejor imagen pública; mejor posicionamiento en el mercado y desarrollo de relaciones positivas con otros actores empresariales; mejora de los procesos productivos y calidad de productos, lo que repercute en una mayor satisfacción del cliente; mayor eficiencia en el uso de recursos, lo que repercute en el ahorro de costos y por ende en un incremento de la rentabilidad; lo que terminará redundando en un aumento de las ventas o facturación de la empresa.
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