Reducir el impacto ambiental es uno de los principales imperativos de las empresas. Lo piden los consumidores, los accionistas, las regulaciones oficiales y está en el ideario de cada vez más ejecutivos Pyme. Los expertos aseguran que transformarse en una empresa sustentable tiene su inicio en el cambio de hábitos y en la adopción de buenas prácticas, muchas de las cuales no tienen más costo que tiempo de dedicación.

Lo explica Sofía Garro, fundadora de Almerix, una consultora especializada que trabaja con empresas que transitan ese camino hacia la sostenibilidad: “Que una compañía sea sustentable significa no sólo que pueda perdurar económica y financieramente en el tiempo, sino también que dentro de su operatoria se consideren los aspectos ambientales, sociales y culturales. La sustentabilidad debe ser tomada como una forma de hacer las cosas, debe ser transversal a todas las áreas y grupos de influencia”.

Garro dice que, así como a nivel hogareño cada vez hay más personas que reciclan residuos y cuidan valiosos recursos como el agua y la energía, en el ámbito laboral la práctica no está tan extendida. Por eso, desde la consultora presentaron una breve guía para que pequeñas y grandes empresas empiecen a cuidar el ambiente invirtiendo solamente tiempo. Los primeros ocho consejos los dividen en tres grandes grupos:

Energía

1) Reubicar los escritorios y puestos de trabajo para un mejor aprovechamiento de luz natural en horarios diurnos.

2) Ventilar la oficina cuando el aire exterior es más fresco que el del interior, especialmente por la mañana y durante la noche.

3) El monitor es lo que más energía consume, si no se va a utilizar la PC por un rato, apagar el monitor ahorrará energía.

Residuos

4) Separando el papel, cartón, plástico, vidrio, metal de los residuos húmedos logramos no solo disminuir las emisiones, sino también revalorizar estos materiales, teniendo en cuenta que para producirlos se gastó energía y recursos.

5) Evitar comprar productos con mucho empaque.

6) Elegir dentro de lo posible los productos elaborados en la zona donde estamos. De esta manera el producto no necesitó ser transportado largas distancias (con los consumos de combustibles y energía que esto supone)

Insumos

7) Reducir la cantidad de papel que usamos, reusar los papeles que aún pueden servir  y reciclar los papeles que ya no nos sirven

8) Revisar los procedimientos de la empresa para detectar posibilidades de sustitución del papel por soportes digitales.

Un largo camino

Desde Almerix, reconocen que cada organización deberá “hacer su propio recorrido” a medida que avanza en el desarrollo sostenible. Uno de los pasos, aunque aún no es obligatorio, es que las empresas pueden elaborar su inventario de Gases de Efecto Invernadero (GEI). Una vez con esos datos, la empresa podrá trabajar en políticas para reducir la ‘huella de carbono’. Es que, aunque nivel individual el impacto no sea superlativo, la suma de todas las iniciativas hará reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. De hecho, la ausencia de estas políticas ya está generando eventos meteorológicos extremos como sequías, inundaciones, altas temperaturas y tornados.

Mientras tanto, las empresas impactan directamente en el cambio climático a través del consumo de energía eléctrica, el consumo de gas natural y otros combustibles, la movilidad, los residuos y los proveedores que utilizan, dice la consultora. El consumo de energía varía mucho dependiendo del tipo de organización; pero es, sin duda, el eje principal en cuanto a emisiones de GEI, costos y posibilidades de ahorros, añaden. A nivel nacional, el sector energía es el responsable del 53% de las emisiones, habiendo emitido en el inventario nacional de 2014 unas 195.000 toneladas de CO2 equivalente a la atmósfera.