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Vicente Donato: “Argentina no aprende que sin empresas no hay desarrollo económico posible”

El titular de Fundación Observatorio Pyme plantea alternativas para el sector en el escenario actual negativo y reflexiona sobre el rol del empresariado nacional. Con qué sueña en el largo plazo.

Vicente Donato: “Argentina no aprende que sin empresas no hay desarrollo económico posible”

Vicente Donato es director científico de la Fundación Observatorio Pyme, una entidad sin fines de lucro que promueve la valorización cultural del rol de las pequeñas y medianas empresas en la sociedad, entre otras actividades. Graduado como economista en la Universidad de Buenos Aires, realizó un posgrado en teoría económica en la Universidad Torcuato Di Tella. Sus intereses científicos se ramifican en temas como teoría de la organización y de la empresa, geografía y desarrollo económico.

Su carrera la desarrolló con un pie en la Argentina y el otro en Italia. En Europa, Donato obtiene el doctorado en Economía Industrial por la Universita di Bologna (1993) y, antes, el Master en Desarrollo Económico del Istituto di Studi per lo Sviluppo Economico de Italia, 1987. Acredita numerosas publicaciones en revistas especializadas y libros en ambos idiomas. Donato destacó como editor de “Contra viento y marea: historias de pequeñas y medianas industrias en la Argentina”, de la mano de María Inés Barbero. En diálogo con Multitaskers, responde por el sector que más conoce y su situación en el contexto económico actual.

¿Existe hoy una relación directa entre el actual contexto y la inversión por parte de las pymes?

Si, absolutamente. La incertidumbre sobre la política económica del próximo gobierno influye mucho. Todo el mundo conoce los actuales desequilibrios macroeconómicos, pero no hay certeza sobre cuáles serán los instrumentos elegidos para resolver los dilemas. En consecuencia, las inversiones están frenadas hasta nuevo aviso. En las pyme el nivel de incertidumbre es mayor que en las grandes empresas porque tienen menos instrumentos y asistencia de consultoría para discernir los diferentes escenarios y sus respectivas probabilidades.

¿El contexto internacional también influye? ¿Qué sería necesario para aumentar la voluntad de inversión de las pymes aún en este escenario?

Por supuesto cuenta lo que ocurre en el exterior. La salida de la recesión de EE.UU, la continuidad del contexto de estancamiento de Europa, la presión china sobre el mercado interno argentino, que a su vez depende de la tasa de su moneda con respecto al dólar, entre otras cosas. Todo esto impacta, pero la incertidumbre del rumbo es tan grande, que es preferible cerrar los ojos e ir para adelante como lo hace la mayoría de los empresarios pyme más vitales e innovadores. En las pyme, lo único que impacta a la hora de invertir es el nivel de rentabilidad, ya que sin crédito bancario de largo plazo a la vista, las inversiones solo se pueden realizar con recursos propios. 
En un contexto de rentabilidad normal (que no es el actual) los incentivos tributarios a la inversión son fundamentales. Casi todos los países gozan de estos beneficios, pero en la Argentina no existen. El gobierno sólo piensa en la recaudación actual y no en la recaudación sostenible de largo plazo. Más inversión es más recaudación. La desgravación fiscal de reinversión de utilidades en un contexto de rentabilidad normal, sería un instrumento precioso. La Fundación Observatorio Pyme calcula que el impacto tributario de esta medida sería casi nulo, debido a los ingresos fiscales que generaría la nueva inversión. 

¿Podría afirmarse que la confianza de los empresarios no tiene que ver tanto con quién gobierne? ¿Por qué?

Hay que diferenciar entre confianza coyuntural y confianza estructural. La confianza en la coyuntura es independiente de quien gobierne. Pero si pensamos en una confianza más estructural, la confianza empresarial se funda también en la identidad cultural de quien gobierna. Hay orientaciones políticas más anti-empresa que otras. Obviamente la confianza también se basa en los resultados económicos concretos, más allá de las ideologías. Pero en un clima social y político anti-empresa, la inversión es menor aunque la economía funcione coyunturalmente bien. 

En una entrevista reciente mencionó que existe una escasa “confiabilidad empresarial” ¿A qué se debe? Y la inversa, ¿Por qué cree que la sociedad tiene una imagen más negativa que constructiva en relación con el sector empresario?


En la historia argentina, la modernización social y económica estuvo originalmente ligada al “maná” de los recursos naturales. Y por lo tanto, la sociedad aún hoy no tiene del todo claro que sin empresas no hay desarrollo económico posible. En un país políticamente tan inestable y con tantos cambios repentinos de la política económica como Argentina, los empresarios para sobrevivir a veces tienen que hacer opciones de corto plazo que no siempre van en la dirección de aumentar la inversión, la innovación y el empleo. Esto obviamente no ayuda a ganar prestigio social. Y como el empresario no se ve socialmente acompañado en sus desafíos acentúa su comportamiento cortoplacista. Es como un perro que se muerde la cola. 

En el mediano y largo plazo ¿qué rol juega la expectativa de los empresarios? ¿Qué cree que sucedería si todos pensasen que van a triunfar?

Es pertinente la distinción que hice antes entre confianza coyuntural y confianza estructural. Si hay confianza de largo plazo, entra el juego de las profecías autocumplidas. Como la mayoría de los empresarios piensan que les irá bien y que frente a dificultades ocasionales el gobierno de turno ayudará, entonces invierten. Y como todos invierten la rueda gira positivamente, la economía crece. Y así se cumplen las expectativas. 

En otros tiempos de crisis surgieron nuevas formas de organizarse ¿Cuál es su opinión acerca de las cooperativas?

Es un modelo teóricamente posible, pero enfrenta las mismas dificultades que cualquier empresa. Hay que obtener rentabilidad e invertir para poder crecer. Lo único que cambia en las cooperativas es el modelo de incentivos internos de la organización. Diseñar este modelo de incentivos es mucho más complejo que el modelo de incentivos de la empresa capitalista. Y de esta dificultad de moldear los incentivos dependen las dificultades adicionales que tienen las empresas cooperativas para funcionar. Al principio el incentivo ideal de la participación en las ganancias funciona, pero en el mediano y largo plazo aparecen las diferencias de comportamiento entre los individuos que el modelo cooperativo no esta tan preparado para enfrentar. 

¿Qué visión o corazonada le despierta cuando piensa en el futuro, tanto económico como social?

Nos esperan algunos años difíciles. La Argentina necesita retomar una senda de crecimiento y para ello necesita ordenar la macroeconomía y su ubicación en el escenario productivo mundial. Hay obviamente oportunidades, pero no soy ingenuamente tan optimista como tantos.  No creo que lluevan dólares para la inversión directa extranjera. En el corto plazo puede haber ingreso de capitales financieros si resolvemos bien las cosas, pero los dólares tardaran en entrar.  Desde hace más de 40 años venimos perdiendo espacios productivos y despilfarrando el capital humano que habíamos sabido acumular en el pasado. 

El desafío es como recuperar los espacios perdidos. En el larguísimo plazo, tengo la esperanza que el problema ambiental obligue a los gobiernos y las elites económicas del mundo a diseñar un modelo de organización económica más justo y sustentable. Aunque un toque negativo de alerta a esta esperanza lo impone la emergencia de China como potencia global y principal acreedor del mundo. No será fácil frenar el impacto ambiental de este gigante con necesidades económicas insatisfechas también gigantes.  

Muchas gracias, Vicente Donato.

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