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Rockefeller: el ícono del petróleo que selló la historia de la industria

El creador de Standard Oil, una gigantesca compañía que llegó a controlar el 90 % del petróleo de EE.UU., es un ejemplo de constancia y esfuerzo para los emprendedores. Cuáles son las razones que lo convirtieron en líder.

Rockefeller: el ícono del petróleo que selló la historia de la industria

Empresario, inversionista, industrial y filántropo. Estas, son las palabras que definen sencillamente quién fue John Davison Rockefeller, el iniciador de un imperio que sigue vigente en la actualidad. Pero detrás del nacido en Nueva York el 8 de julio de 1839 en el seno de una familia de clase media descendiente de inmigrantes alemanes, hay un cúmulo de valores y dones que le permitieron no solo crear y consolidar su empresa petrolera Standard Oil sino que también, durante largo periodo de tiempo, controlar la extracción, refinamiento, transporte y distribución de más del 90 % del petróleo de Estados Unidos. Un hecho insólito hasta el momento que fueron realizados con una vasta astucia, dedicación e ingenio para abarcar y ascender en el mundo empresarial. 

“No trabaje por el dinero, deje que el dinero trabaje por usted”, fue una de las grandes frases de cabeceras de John Davison que desde chico ya se perfilaba como un gran negociador. Por ejemplo, una vez instalado en Cleveland les vendía a sus compañeros de escuela piedras de diferentes formas y colores y los mínimos ingresos los guardaba en su “primera caja fuerte”, según él mismo afirmaba. A medida que iba creciendo su papel de empresario e inversionista acrecentaba. A los 16 años, Rockefeller ya era contador en su ciudad y mostraba gran capacidad para la rama. La historia del futuro filántropo comenzaba. En este Camino de líder, Multitaskers, resume las claves que le permitieron para convertirse no solo en uno de los hombres más acaudalado de la Historia Mundial sino también un ejemplo de líder.

Perspicacia y visión 

Una de las principales cualidades de John Davison fue sin dudas su intuición para sus negocios. Luego de trabajar para la firma Hewit and Tuttl y otras empresas, decidió en primer lugar dedicarse e invertir en el sector cafetero. Pese a que le iba muy bien, sintió que podía crecer mucho más. Es así que, como si fuera una especie de clarividente, se mudó para el mundo de la industria, más precisamente a la petrolera, que comenzaba a destacarse en la ciudad Cleveland considerada, en su momento, una de las ciudades más moderna de EE.UU. 

Fue así que, al poco tiempo, el empresario de descendencia alemana, empezaba a experimentar y, sobre todo, comprender el fenómeno del combustible que se convertiría en fuente de energía del planeta. La base de esta perspicacia va de la mano con una de sus frases: “No tengas miedo de renunciar a lo bueno para perseguir lo grandioso”. Evitar la zona de confort, fue clave para animarse a lanzarse a un sector desconocido y poco experimentado hasta el momento. Por otro lado, ante la oportunidad que se le presentó, el empresario tuvo la capacidad de actuar con estrategia y no por impulso. Además de observar detenidamente el entorno y analizar los riegos, puso foco en el estudio de las cifras que, al fin y al cabo, lo terminaron guiando a la hora de invertir y adelantarse con inteligencia frente a su competencia.

Responsabilidad, ante todo

El concepto de responsabilidad fue un sello fijo marcada en la vida del emprendedor John Davison. En primer lugar, fue consciente del manejo responsable del dinero, una acción que valió mucho en su época, sobre todo ante sus grandes ganancias que invitaban a todo tipo de tentación y gastos innecesario. Su fuerte personalidad austera, le permitió destacarse frente a la competencia. Esta forma de ser está vinculada al fuerte valor que adquirió la investigación y la academia en su persona. Su formación educativa, tanto familiar como académica, le permitió desarrollar la disciplina, ver con otros ojos al mundo y entremezclar conocimientos que permitieron generar nuevos avances.

Esta mirada, que se distingue de la necesidad única de producir dinero y quedarse en ese círculo, se vio reflejada en su tarea filantrópica y solidaria durante toda su vida. Gran parte de su fortuna y recursos generados fueron ofrecidos a numerosas donaciones, fundaciones y programas. Sus aportes alcanzaron un total de 550 millones de dólares de los cuales gran parte se dividió en tres organizaciones caritativas creadas por él mismo: la Fundación Rockefeller, la General Education Board y Laura Spelman Rockefeller Memorial.

Por otro lado, el esfuerzo por ampliar conocimientos y lograr grandes avances, hizo que se convirtiera en el fundador no solo de la Universidad de Chicago, una de las más prestigiosas del mundo que logró hasta el momento 87 Premios Nobel, sino también la Universidad Rockefeller en Nueva York. Estas creaciones, fueron acompañadas por grandes y numerosos proyectos en distintas áreas de la educación, la ciencia y la medicina.

Mariano Ylarri

 

No hagas negocios sin ella