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René Favaloro, el cardiólogo inventor que humanizó la medicina mundial

Famoso por aplicar el bypass para uso coronario, el médico argentino aclamado en el mundo es también un emblema para el sector de Salud en Argentina. Vida, legado y su mensaje.

René Favaloro, el cardiólogo inventor que humanizó la medicina mundial

A fines de la década del ‘60, en años que marcarían un antes y un después en la historia moderna, el cardiólogo René Favaloro hizo un descubrimiento que revolucionó al mundo de la cardiología: desarrolló el bypass coronario, un procedimiento que revolucionó el mundo de las patologías coronarias y sigue salvando a cientos de miles de vidas cada año. Pero Favaloro no sólo es recordado por eso, más bien por su incansable labor por humanizar la ciencia médica, esfuerzo que hoy inspira al sector sanitario en su conjunto, desde médicos hasta dueños de laboratorios.

Egresado de la Universidad Nacional de La Plata en Argentina en 1949, el cardiólogo trabajó hasta 1961 en Argentina y partió luego a los Estados Unidos, más precisamente a la ciudad Cleveland, donde actualmente se encuentra la clínica cardiológica por excelencia de ese país. Fue ahí en donde producto de su preparación y pasión por la medicina relacionada al corazón, tuvo los medios para estudiar la posibilidad de utilizar la vena Safena (vasos venosos de cada una de las extremidades inferiores destinados a conducir la sangre venosa del pie, la pierna y el muslo hasta la vena femoral) ara cirugías coronarias, con mucho éxito.

Volvió a la Argentina en 1971, trabajó en el Sanatario Guemes, y cuatro años más tarde fundó la Fundación Favaloro, entidad sin fines de lucro dedicada a la tarea asistencial, la docencia y la investigación científica. En 1980, creó el Laboratorio de Investigación Básica, el cual mantuvo con dinero de su bolsillo durante varios años, hasta que se convirtió en Instituto de Investigación en Ciencias Básicas del Instituto Universitario de Ciencias Biomédicas.

Es decir, Favaloro no solo contribuyó con un nuevo y hasta esa fecha inédito capítulo en el mundo de la medicina, sino que lo propagó, mejoró y enseñó de modo tal que creó todo aquello que él consideraba necesario para estudiar su evolución. El mismo ser que gracias a la medicina, su capacidad, su don, le salvó la vida a millones de personas, sorprendía también desde su lado humano: “Una frase o un abrazo pueden herir o reconfortar nuestra salud”.

La conexión humana

La afamada serie de TV Black Mirror, reconocida por fuertes críticas a la sociedad moderna, cuenta con un capítulo en el cual a un médico le implantan un dispositivo en la cabeza, que le permite sentir exactamente el dolor que su paciente. Gracias a ello, le permite identificar más rápido qué le ocurre al enfermo y así tratarlo y curarlo con más recursos. Favaloro creía que la conexión humana con el paciente era determinante para sentir lo que realmente necesitaba. Antes de viajar a Estados Unidos, trabajó como médico rural, y las tecnologías no eran lógicamente las de actuales.

“La medicina vive una etapa tecnológica; ya no es la medicina que yo hacía como médico rural donde lo que más valía era el contacto directo con el paciente”, señaló Favaloro en una entrevista con el medio educ.ar en 1996, y agrega: “Allí, frente a nosotros, está sentado el paciente y ¿quién es él?: un ser humano, por supuesto, un universo de miedos, afectos, dudas y proyectos. No es una estadística más ni un muñeco para reparar, sino una persona”.

Favaloro logró complementar su sapiencia con aquello que la ciencia propiamente dicha no combina, ya que muchas veces sentencia por medio de aparatos lo que le pasa a una persona, como si eso fuera concluyente. La grandeza de este médico sirvió como inspiración para grandes mentes de la ciencia que encontraron en lo intangible una herramienta necesaria y básica para complementarla con los descubrimientos y avances dentro de los laboratorios.

El legado

Llegar es importante, pero más aún, lo que haces a partir del momento en el que llegas. Ese hallazgo vital para la prolongación vida humana fue el disparador de lo contado y de 348 trabajos científicos de su especialidad, libros como Recuerdos de un médico rural, De La Pampa a los Estados Unidos, y Don Pedro y la Educación, entre otros textos.

"El día en que el médico deje de sufrir con los pacientes es el momento de tirar el bisturí y no operar más. Desgraciado es el médico que no sufre con su profesión. No digo que deba llorar por los rincones todo el día; eso no tendría sentido porque debe mantenerse lúcido para continuar con el trabajo. Pero insisto, el médico que ya no participa del sufrimiento de su paciente y que no experimenta dolor por su muerte, no solo ha dejado de ser médico sino ha dejado de ser... humano”.

Ocho años antes de suicidarse, Favaloro crea el Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular de la Fundación Favaloro, con el lema “tecnología de avanzada al servicio del humanismo médico. Se brindan servicios altamente especializados en cardiología”. Su Fundación requería de ayuda económica del estado para subsistir. No llegó, la deuda se hizo insostenible y a los 77 años, el 29 de julio de 2000, puso fin a su vida. Días antes escribió cartas en las cuales explicó la razón de su trágica decisión. Varias fueron dedicadas al presidente del momento, a quien le dejó en claro tanto a él como a todas las autoridades, que estaba cansado de ser un ‘mendigo en su propio país’ y que la sociedad argentina necesitaba de su muerte para para tomar conciencia de los problemas en los que estaba envuelta.

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