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Martín Kremenchuzky, el Ironman no vidente que rompió con todos los límites

El maratonista ciego e hipoacúsico es el único argentino no vidente que participó del famoso triatlón ‘Ironman’ en Sudáfrica. La historia y vida del hombre que encontró el deporte como refugio.

Martín Kremenchuzky, el Ironman no vidente que rompió con todos los límites

Él sabía lo que era ver. Él conocía la silueta de las cosas. Hasta que, cumplidos los 35 años, su vista se apagó. Debido a una enfermedad genética llamada síndrome de Usher, Martín Kremenchuzky, hoy maratonista, tuvo que cambiar su vida rotundamente. Nacido en Buenos Aires se recibió de ingeniero en Sistemas en la UAI y trabajó como programador hasta perder completamente la visión. La aparición de esta discapacidad provocó un profundo dolor que lo conllevó a alejarse de sus allegados, a esconderse y a sentirse como “un vegetal, sin proyectos con pérdida de ilusión y sin sueños”, como definió en una entrevista.

Su hijo, fue un eslabón fundamental para salir de ese pozo depresivo sin fondo. Fue la motivación clave para estar a la altura de las circunstancias e ir en busca de distintas actividades que lo ayudaran a encontrar una pasión. Fue así como el programador, de a poco, comenzó distintas actividades como bailar tango y rock, entrenarse en teatro, cursos de masajes, aprender a tocar varios instrumentos y hasta catar vinos y perfumes. Finalmente fue nada más y nada menos que el deporte el camino ideal donde descubrió un nuevo ‘para qué’ en su vida y convertirse en un “padre campeón” para su hijo.

Paso a paso

Los comienzos no iban a ser para nada fácil para Kremenchuzky. Adaptar su discapacidad a la práctica de un deporte fue gran desafío para el deportista que comenzó remando dos kilómetros con un amigo y terminó realizando la famosa carrera de triatlón llamada ‘Iroman’ que contempla tres disciplinas: natación, ciclismo y running. Hoy, el ingeniero en sistema es el primer y único triatleta argentino ciego en completar un IronMan, además de haber conseguido el primer puesto en su categoría. Con el objetivo de realizar un IronMan en cada continente, ya lleva 4 competencias realizadas, en las que incluye Brasil 2015, Sudáfrica 2017, Nueva Zelanda 2018 y Europa 2019. Queda solo 1 etapa a completar: Asia 2020.

Acompañado también por sus familiares, amigos y su pareja, Kremenchuzky continuaría rompiendo récords y tomo su discapacidad como una fortaleza. Sacar la oportunidad en una situación adversa fue clave para seguir tachando la lista de las actividades pendientes o nuevas metas propuestas. Aceptar y asumir la problemática que lo alejaba de otras pasiones (como la informática) lo impulsó a seguir avanzando y a convertirse en un verdadero caso ejemplar de superación para muchos. Donde el movimiento superaba a la quietud y la debilidad se convertía en fortaleza.

 

Compartir la experiencia

Todas esas enseñanzas aprehendidas no quedarían impregnadas solamente él y su entorno. El impulso de su experiencia lo llevó a compartir todo lo vivido a los demás a través de conferencias y charlas en empresas, eventos, congresos, colegios y asociaciones diversas con el fin de transmitir el mensaje de que todo es posible si uno se lo propone. Hasta hoy, el maratonista no solo dio más de 150 conferencias en Argentina y en el exterior, sino también publicó un libro con su experiencia llamado “Confianza Ciega – La vida de Martin Kremenchuzky” escrito por la autora uruguaya Cecilia de Vecchi, donde se relata la vida de Martin desde su infancia, pasando por su enfermedad, hasta sus logros actuales.

Pero para eso, tuvo que prepararse. Así como sus entrenamientos para competir en las distintas disciplinas, el maratonista tomó consciencia de la importancia de saber comunicar y realizó un curso de oratoria ya que él mismo consideraba un "atolondrado" para hablar. Con el tiempo, supo cómo estructurar las charlas, cómo hacer las pausas y de qué manera podía llegar mejor a su audiencia. El ingeniero es un ejemplo de perseverancia y apertura de nuevos aprendizajes, donde el reconocimiento del “no sé” y la humildad para reconocer a un otro como un “maestro”, son fieles estandartes. 

Sus enseñanzas, finalmente, generaron un fuerte impacto a numerosos oyentes que se inspiraron con su historia y los animó a, pese a las complicaciones, seguir adelante y, por ende, seguir emprendiendo.

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